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Publicado por
LeslieTora
en
2:58
"Tres. Tres. Tres. Una sola cifra que es cientas. Números que aparecen, se multiplican, se extienden por el espacio. En las paredes, en los muebles, en los uniformes y en los rostros conocidos, aparecen dondequiera que mire como grabados a fuego en mis retinas. No puedo apartar la vista, no puedo esconderme, no puedo cerrar los ojos, no puedo dormir. No se irán. Esos números me recuerdan, implacables, que aún tengo una deuda que pagar.
No puedo apartar de mi mente el terror infinito de comprender por fin mi don. No se trata de una curación ni de un milagro. Sólo somos comerciantes de almas. La única persona que podría guiarme ya no está. Y aquí estoy, perdida, atormentada por estos números que se resisten a abandonarme.
Recuerdo el peso de mi libro, el temblor de mis manos al coger el cuchillo, y la expresión decidida de mi tía Morgana. Era la primera vez que nos veíamos, la primera vez que era consciente de que existía, y se suponía que tenía que matarla. Ella entregó su vida con una determinación que me dejó pasmada. Qué preparada debía estar para la muerte.
¿Me pasará lo mismo si sigo su camino? ¿O terminaré como Márgara? Dejando de dar valor a vidas ajenas tras comerciar con ellas durante tanto tiempo. Almas como método de transacción. Este es un poder maldito, sin duda.
Intento tranquilizarme. Cierro los ojos y los veo. Esto es un sueño, me repito constantemente. Es un sueño, y cuando despiertes no habrá números, no habrá deuda, no habrá muerte.
Pero, ¿cuándo? ¿Cuándo me llegará la hora de despertar?"
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