Aquella noche de Halloween fue la más caótica que había visto Hogwarts en muchos años. En cuestión de minutos, el colegio pasó de la categoría de "lugar seguro" a estar plagado de monstruos que amenazaban a los estudiantes. Y, por desgracia, no había profesores que pudieran protegerlos.
Balance total: dos trolls, un perro de tres cabezas y un hombre lobo. Algunos afortunados estuvieron a punto de morir aquella noche. Fue un milagro que todos sobrevivieran. La única baja se produjo al día siguiente, cuando el hombre lobo murió.
Y Hogwarts se vistió de luto ese 1 de Noviembre.
Leslie se topó con el licántropo por casualidad mientras buscaba a su hermana. Se lo encontraba todas las mañanas en la misma sala común, pero nunca se le habría pasado por la cabeza lo que era en realidad... pues aquel chico bromista y sonriente llamado Marvin no podía ser una amenaza para la vida de nadie. Hasta esa noche.
Tras sacar de allí a Hannah y buscar ayuda, a Leslie le tocó encontrarse con él una vez más, en la enfermería. Un lobo, no, un chico inconsciente y derrotado. Era temible y daba lástima al mismo tiempo... y la vida... se le escapaba poco a poco sin que él pudiera mirar el mundo una última vez.
Se moría. Leslie se cruzó con la mirada desesperada de Megan y agarró con más fuerza su varita, negra como la noche. Reunió fuerzas para lanzarle el hechizo que había aprendido de la señora Pomfrey. Con suerte podría salvarle, pero... un segundo antes de que pronunciara las palabras...
Marvin había muerto.
Se había ido. No había cambiado en lo más mínimo, no había hecho ningún movimiento, pero estaba muerto. Sin poder explicar cómo, algo dentro de ella lo sabía. Lo sentía. Y aún así, se resistía.
"¿De qué sirve la magia si no es para hacernos la vida más fácil?
¿De qué sirve la magia... si no se puede salvar una vida inocente con ella?
--No puedo aceptar esto."
Leslie cerró los ojos y agitó la varita, poniendo todo su corazón en ese hechizo.
Y el corazón de Marvin, por algún tipo de milagro... comenzó a latir de nuevo.
Latió con fuerza durante esas pocas horas, clamando estar vivo. Pero la Muerte se deslizaba dentro de su cuerpo, a hurtadillas. Y cuando llegó la hora, Ella se lo llevó sin atender a súplicas.
"¿De qué sirve la magia entonces?" |
0 comentarios:
Publicar un comentario