La efectividad de la magia, a veces, no consiste en poseer los conocimientos adecuados. Aunque poseas el hechizo o la poción perfecta, aunque puedas arreglarlo todo con sólo proponértelo, no te servirá de nada si no estás en el lugar correcto en el momento justo.
"¿Por qué no estabas?".
¿Por qué? Esa pregunta me caló hondo.
Si hubiera estado en Hogwarts ese día... el Ministro habría muerto, pero Marvin habría sobrevivido. En cualquiera de los casos, me habría sentido igual de culpable. Por no haber estado, por no poder estar en dos lugares y salvar a dos personas al mismo tiempo.
La magia me había fallado. ¿O había sido la suerte? No pude encontrar ninguna respuesta. Me esforcé en los estudios ese año. Leí toda la información sobre venenos que cayó en mis manos. Tomé clases particulares con Snape. Vi las sonrisas de Megan regresar poco a poco. Pero no pude deshacerme de la sensación de haber fallado a un compañero.
Ese sentimiento me acompañó hasta el final del año escolar. Cuando, por azar, estuve en el lugar y en el momento que me correspondía.
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